El 21 de abril se celebra el día mundial de la creatividad y la innovación.
¿Por qué se celebran el mismo día dos conceptos que, aparentemente, no tienen nada que ver el uno con el otro? Porque a pesar de ser procesos distintos, tienen una relación muy estrecha entre sí.
Por un lado, la creatividad es la capacidad de crear cosas nuevas, de dar con la solución a problemas. La innovación te lleva a hacer realidad esa idea, esa solución.
Pero ¿cómo funciona nuestro cerebro cuando crea?
Todas las personas somos creativas
Roger Beaty, experto en neurociencia cognitiva de la universidad de Harvard, llevó a cabo un estudio donde midió la actividad creativa de algunos cerebros y pudo constatar que aquellos que habían sido más creativos, «tienen un patrón distinto de conexiones neuronales, más fuertes» que los que demostraron menos creatividad.
No obstante, la creatividad es un proceso intrínseco del cerebro, por tanto, todas las personas, en mayor o menor medida, somos creativas.
Cuando hablamos de creatividad, nos vienen a la mente nombres de la historia obvios e indiscutibles como Salvador Dalí, Leonardo Da Vinci o Albert Einstein. Pero tu vecino también es un creativo cuando planifica sus vacaciones. Tú lo eres cuando pones una excusa al llegar tarde al trabajo. Tu hija lo es cuando se inventa una mentira para salirse con la suya.
Redes neuronales
Según el estudio de Beaty, las redes neuronales en las que ocurre el pensamiento creativo son tres:
- La red neuronal por defecto, la que usamos para imaginar.
- La red de control ejecutivo, la que utilizamos para tomar decisiones
- La red de prominencia, la que nos ayuda a discernir la importancia de una cosa y que funciona como un interruptor entre las otras dos redes.
Por lo general, estas redes no se activan a la vez. Cuando una funciona, la otra se apaga. Pero se ha detectado que «las personas creativas tienen una mayor habilidad para coactivar redes neuronales que habitualmente trabajan por separado».
La creatividad se puede entrenar
Nuestro cerebro está en cambio continuo. Eso quiere decir que se puede entrenar para estimular ideas originales practicando algunas actividades como la escritura creativa, la meditación, leer o atreverte a salir de la zona de confort.
Porque al final, crear e innovar es atreverse. Y no se consiguen grandes ideas siendo muy creativo, sino siendo el que más trabaja sobre esas ideas.