A menudo el estrés viene dado por esa sensación de «no llegar». Acabar el día con la sensación de que tienes más cosas pendientes de las que tenías cuando has empezado la jornada, es más común de lo que puedas imaginar.
En cierta manera es posible que solo sea una sensación, pero también cabe la posibilidad de que sea una realidad. Por suerte, hay una forma de cambiar el «dedico muchas horas, pero no avanzo» por «he llegado a mi meta diaria».
Y la solución es tan sencilla como planificar las tareas del día.
Imagina que debes llegar a un lugar en concreto que todavía no conoces: ¿crees que llegarás antes improvisando y guiándote por tu intuición, o por el contrario será mucho más sencillo si tienes un mapa planificado en tus manos?
Ordenar las tareas por niveles
Para organizar, ante todo, hay que ser organizado. Aunque parezca una frase tonta y redundante, tiene sentido. Y es que te va a valer solo hacer una lista de tareas que te gustaría terminar durante el día en modo aleatorio. Es importante pararte ante esa lista y decidir cuáles de ellas van a ser las primeras, las más necesarias o urgentes. Solo así será posible llegar a tus objetivos diarios.
Decide tres tareas que consideres imperativas completar. Después añade tres tareas más secundarias y más tarde otras tres todavía menos acuciantes.
Desde luego que no es necesario llegar a este tercer estado de importancia en cuanto a las tareas diarias objetivo, pero sería muy interesante tenerlas presentes porque si durante el día consigues ir completando tareas hasta llegar a las menos importantes, vas a ver todo lo que has logrado en un solo día y te va a dar un buen empuje en cuanto a motivación.
Ya, ya sé lo que me vas a decir: «es que mi día a día depende de muchos factores externos como para planificar las tareas». Precisamente por eso, en tan necesaria esa lista de objetivos.
Por un lado, esos imprevistos que hay en tu día a día, vas a sobrellevarlos mucho mejor, y te voy a decir por qué.
Beneficios de planificar tu día a día
1- Economizarás tu tiempo: si cronometraras los minutos que dedicas a decidir por qué tarea empezar o con cuál de ellas seguir, verías que malgastas un montón de ellos simplemente por no tener esos pasos a seguir previamente apuntados. Tirar de la memoria siempre hace que todo se ralentice.
2- El mapa: como te comentaba más arriba, si no tienes claro a dónde quieres llegar, no vas a saber escoger el mejor camino. Una lista es un mapa de prioridades que, si lo sigues, solo puede llevarte al éxito.
3- Te dará una buena dosis de motivación: y es que ver con tus propios ojos una lista en la que cada tachón signifique un logro, te deja con la sensación y la certeza de haber sido productivo. Eso te da la seguridad de no haber malgastado tu día.
4- Dosificar la energía: conocer o prever cuánto tiempo vamos a dedicar a una actividad o tarea, hace que tengas muy claro cuánta energía vas a necesitar en cada una de ellas. Por lo tanto, te ayudará a dosificar ese esfuerzo al tener en cuenta qué objetivos pendientes te quedan por lograr. Al menos, los más importantes.
Así que puedes empezar con tu lista y decidir así tu propio mapa diario. Luego, si te apetece vuelve por aquí y explícame tu experiencia.