fbpx

Lo que aprendí haciendo terapia por mi clienta Bea Peidró

Como no me conoces, me presento:

Me llamo Bea Peidró, tengo treinta y siete años y he empezado a vivir apenas hace uno solo.

He pasado por tres depresiones a lo largo de mi vida. La primera me pilló siendo adolescente. La segunda me enganchó con unos veintidós o veintitrés años. Y la última, justo después de tener a mi hija, hace solo cinco.

Mis dos primeras experiencias con profesionales de la psicología no fuero satisfactorias. Pero ya lo dicen: a la tercera va la vencida. Y no nos engañemos: un psicólogo es una persona como tú y como yo con una forma de relacionarse en concreto. Igual que no te llevas bien con todos tus compis de trabajo, no tienes por qué llevarte bien con todos los psicólogos. Simplemente tienes que dar con el tuyo, con el que te vaya bien a ti.

Todavía recuerdo mi estado de ansiedad mientras hacía mi primera llamada telefónica a Nashma para pedirle cita. No podía dejar de llorar. Me sentía sobrepasada por la situación que vivía entonces: una bebé de seis meses que solo berreaba (por eso es y será hija única), problemas con la pareja (¡spoiler alert!: seguimos juntos) y otros fantasmas que llevaba años arrastrando y de los que no era consciente.

Hoy quiero romper una lanza a favor de hacer terapia porque me ha hecho cambiar tanto mi forma de pensar que puedo afirmar que soy una Bea versión 2.0.

¿Y qué es lo que aprendí?

1- A tratarme bien a mí misma

A hablarme con amabilidad. Pensaba que hacer bromas sobre mi aspecto era tener sentido del humor. Luego descubrí que en realidad estaba siendo cruel, porque nunca le habría dicho a mi mejor amiga las cosas que me decía a mí misma. Ni a mi mejor amiga ni a nadie, vaya.

Dejé de decir frases como: «qué tonta soy», «parezco idiota», «cómo puedo ser tan imbécil». (Soy muy mal hablada, he suavizado los adjetivos en estos ejemplos porque el blog no es mío, así que imagina los piropos que me echaba.)

2- A valorarme

Cuando integré que solo soy un ser humano y no Wonder Woman, asumí que me equivoco y que, además, debo equivocarme. Porque equivocándome, aprendo.

Los errores no me convierten en peor madre, amiga o profesional. Cuando dejé de darme tanta importancia, dejé de ver las imperfecciones para ver lo bueno en mí.

3- Que la zona de confort es la más inconfortable de todas las zonas

Salí de ella, me atreví y gané. Gané en autoestima, en motivación, en valentía y en felicidad.

Después de dieciséis años y cuatro úlceras estomacales estoy dejando atrás una profesión que odio.

Lo que me gustaría transmitirte es que puede que la terapia no te haga perder el miedo, pero sí te enseñará a tomar decisiones a pesar de él.

Y tendrás mil dudas. Yo me hice todas las preguntas que se hacen las personas inseguras ante los cambios y la incertidumbre. ¿Y si no sale bien? ¿Y si me estoy creyendo más de lo que soy? ¿Y si…? ¿Y si…? ¿Y si…? Entonces me dije: «Calma, Bea. No pasa nada. Si no sale bien, siempre puedes volver a tu antigua profesión».

¿Sabes qué ocurrió entonces?

Que miré atrás, y me di cuenta de que no podría volver nunca porque esa zona de confort ya no existía. Saliendo de ella, ¡puf!, desapareció como por arte de magia. Ya no era una opción. Así que he tenido que tirar hacia adelante en una profesión que no sé si irá bien o mal, pero es la que deseo con todo mi ser.

Las herramientas que me dio Nashma me ayudaron a decir BASTA, a dar un golpe en la mesa y no consentir ni un día más dejarme llevar. Decidí que, a partir de ese momento, sería yo quien remara en la dirección que deseaba.

Ya no soy contable. Ahora soy copywriter y, además, estoy a punto de sacar mi primera novela de ficción.

No, eso no ha sido en un día ni en un año. Pero ha ocurrido. Mi proceso ha sido uno en particular. El tuyo será diferente, pero te garantizo que será.

¿Qué quiero decir con todo esto?

Para nada es un artículo de «qué guapa soy, qué tipo tengo».

No te explico esto para que leas mis logros, te lo explico para que leas todo lo que tú puedes lograr. Para hacerte saber que TODO el mundo puede obtener e integrar esas herramientas que yo obtuve con Nashma, a la que estaré eternamente agradecida.

Y el primer paso es ir a terapia.

Aprenderás que tú has venido a este mundo a vivir y no a cumplir con las expectativas de los demás.

Y te darás cuenta de que los escenarios caóticos y derrotistas que se crean en tu cabeza solo están ahí, y que nunca se desenlazan tan terriblemente.

Me dejo muchísimos logros por explicarte, pero creo que es importante dejarte cosas por descubrir. Cuando te cuentan una película antes de ir a verla, no se disfruta tanto.

Te ánimo, persona que me está leyendo, a que busques esa felicidad que te aseguro que mereces.

Gracias por llegar hasta aquí.

Te deseo lo mejor.

Bea Peidró.

Compartir:

Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn

Gracias por leer. Puedes obtener más ideas prácticas en mi boletín de noticias por correo electrónico.

Dos veces al mes, comparto una variedad de consejos de expertos, contenido seleccionado, citas para reflexionar e ideas para un crecimiento personal intencional en mi boletín, "Toma lo que Necesitas".

Respetamos tu privacidad. Puedes darte de baja en cualquier momento.

Blog

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *